COMUNICACIÓN ORAL

1. Averigua dentro de tu grupo familiar cuáles son las formas de comunicación más usadas en la cotidianidad. Escribe las respuestas en tu cuaderno, indicando los lugares y situaciones donde se usa cada una de estas formas.

2. Recuerda y menciona algunos saberes que te han enseñado tus abuelos, padres, hermanos, primos o tíos.

3. Escribe de qué manera los conocimientos aprendidos de forma oral han mejorado la calidad de vida en tu comunidad

Como te habrás dado cuenta al realizar las actividades de indagación, el diálogo con los familiares es importante para aprender a enfrentar situaciones de la vida de manera más fácil y rápida. Por ejemplo, tus padres te han enseñado actividades elementales, como cepillarte los dientes, usar los cubiertos y saludar, y otras más complejas, como cocinar, prevenir ciertos peligros, tratar a las personas con honestidad, sinceridad, respeto y responsabilidad. También se aprende a través de las narraciones contadas por otros. Es posible que en tu comunidad encuentres personas que relatan historias de tiempos pasados, o profesores y familiares que narran historias que te transportan a otros mundos y te permiten imaginar los espacios y las situaciones descritas. Esas narraciones e historias también te han enseñado acerca de costumbres, tradiciones y creencias que comparten las personas de tu comunidad. A continuación, te explicaremos la importancia de la comunicación oral en diferentes situaciones, para que identifiques cómo ésta varía de acuerdo con el lugar, las personas con las que nos comunicamos y la intención que tengamos.

La palabra es signo de la inteligencia humana y huella de su presencia. Sócrates, el famoso sabio y filósofo griego, al encontrarse por primera vez con un discípulo, invariablemente le dirigía estas palabras: "Habla joven, para que te conozca". Esta frase nos indica cómo las cualidades de una persona se pueden hacer evidentes por las palabras que escoge para expresar sus ideas y sentimientos. Las experiencias que contamos serán siempre muy variadas; algunas expresan recuerdos, anécdotas, situaciones que hemos visto y queremos compartir. Esta forma de utilizar la lengua tiene la función de comunicar; de expresar lo que pensamos y sentimos.

Cuando buscamos expresar nuestras ideas, pensamientos y experiencias, de tal manera que emocione a quien las escuche o las lea, estamos ejercitando la lengua en su función literaria. La posibilidad de comunicarnos con otras personas es vital para todos los seres humanos, pero muchas veces encontramos dificultades para expresar adecuadamente nuestras ideas o pensamientos. Esto se debe a que la comunicación es un proceso en la que intervienen diversos elementos para que sea satisfactoria. Algunos de estos son: • Los interlocutores (quienes conversan o dialogan) utilizan el mismo código, es decir, hablan la misma lengua, entienden las mismas expresiones y dichos, o comparten las referencias. Por ejemplo, cuando tu abuela te cuenta una historia de su vida y tú le entiendes es porque ambos hablan el idioma español, ella utiliza palabras que tú conoces para que puedas entender y te describe lugares y personas que no conoces para que te hagas una idea de ellos. • De igual forma, quien habla debe formular el mensaje con claridad, transmitirlo con buena dicción (que se entiendan las palabras) y volumen adecuado; debe evitar las repeticiones y apoyar el mensaje oral con movimientos de las manos o gestos. • Por último, quien escucha debe mirar a la cara a su interlocutor, escuchar con atención, no interrumpir ni hablar al mismo tiempo que él, interpretar y valorar el mensaje para contestar en forma lógica.

Para contar los detalles

Hasta ahora hemos hablado de cómo la comunicación oral nos permite expresar lo que pensamos y sentimos en diferentes situaciones. También hemos reflexionado sobre los diferentes usos del lenguaje, sus elementos y las pautas que debemos tener en cuenta para que la comunicación oral sea satisfactoria.

Ahora veremos cómo en la comunicación oral o escrita recurrimos a la descripción para señalar rasgos físicos o emocionales de una persona, cualidades de un objeto, elementos de un paisaje, pasos de un proceso o detalles de nuestros sentimientos.

Describir es dar a conocer por medio de palabras cómo es algo: objeto, planta, animal, persona, paisaje o situación. Se trata de que, gracias a la descripción, el oyente o el lector pueda formarse una idea de algo o alguien.

TEMA 1

La descripción y las palabras 

En toda descripción es importante, y necesario, el uso de los adjetivos. Estos son los que caracterizan, califican o indican las propiedades de las personas, los lugares y las cosas que describimos. Por ejemplo, en el caso de una persona, una planta o un paisaje se pueden emplear diversos adjetivos para decir cuáles son sus características:


Simultáneo a la conversación cotidiana que se da de forma improvisada, existen situaciones comunicativas en las que es importante una planeación y organización de las ideas; ejemplo de esto es cuando realizas una exposición en clase, das instrucciones para preparar una receta o tratas de convencer a otros de una causa que defiendes. Por esto es importante: • Tener clara la intención comunicativa (qué queremos comunicar) en el momento de preparar la intervención. • Tener en cuenta el auditorio o público a quien nos vamos a dirigir, para elegir el vocabulario adecuado. • Preparar por escrito lo que vamos a expresar, ya que la escritura nos permite organizar nuestros pensamientos y darle un orden lógico a la intervención. • Organizar el discurso oral teniendo claro qué es lo primero que debemos decir, cómo vamos a continuar y cómo queremos finalizar la intervención. • Ensayar la forma de presentar la información, ya sea frente a un espejo o ante unos amigos o familiares. • Mantener una actitud calmada, regular la fuerza y el volumen de la voz, de acuerdo con lo que se expone, el espacio, el público y el efecto que se quiera causar. • Evitar el uso de muletillas, es decir, expresiones que se repiten mucho y que no aportan a la idea, como: ¿cierto?, ¿no?, ¿bueno?, ¡eh!, o sea, digo, etcétera. • Hablar pausadamente, pero con fluidez y claridad.

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